Y yo, ¿Quién soy?

He decidido escribir una biografía completa de mi vida y mi relación con la fotografía y otras artes. Si lo que necesitas es un resumen para una entrada en un blog, entrevista o publicación, usa ésta. Aquí están los premios y publicaciones.

Para mí, la fotografía es la única manera de entender el mundo, mi propia emoción.

Todo comenzó en 1994. Mi primer viaje con una cámara de fotos. Barcelona fue la ciudad y la Sagrada Familia el inicio. Ese pequeño viaje cambió la manera en la que recuerdo mi vida y siempre ha marcado un antes y después.

Acompáñame a lo largo de esta historia y comparte conmigo los momentos cruciales de mi vida, porque, ¿Para eso está la biografía, no?

1980-1997. Infancia y adolescencia.

Nací en Alicante en el año 1980 y al poco tiempo nos mudamos a Huelva donde cumplí mi segundo año de vida, para volver de nuevo a Alicante capital donde viví hasta los 7 años. En 1987 nos trasladamos definitivamente a Almería. Si en algún momento me han preguntado ¿de dónde eres? Suelo decir que nací en Alicante, pero me siento Almeriense.

Crecer en esa pequeña ciudad fue una experiencia agridulce. Siempre he sentido que se me quedaba pequeña y ahora, sin embargo, agradezco volver de vez en cuando a su comodidad y su paz.

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En mis últimos años de colegio, jugaba al rol con mis mejores amigos, descubrí mi pasión por la tecnología y los ordenadores gracias a mi hermano mayor, siempre un referente para mí y empecé a estudiar solfeo y piano en el conservatorio. Al finalizar los años de primaria se realizaba un viaje de fin de estudios, que en nuestro caso fue a Barcelona y Andorra.  

Ahí entró la fotografía por primera vez en mi vida.  

Mis padres habían sustituido su vieja Dacora Super-Dignette, pesada y compleja, por una nueva compacta Canon que me dejaron llevar. Una cámara perfectamente aburrida y simple que sin embargo me descubrió un mundo nuevo y desconocido para mí. Disparé dos carretes de 24 fotos en dos semanas de viaje. ¡Un exceso! 

Estas son algunas de las fotografías que saqué en ese viaje en 1994. Mi primera panorámica la hice con esa cámara a los 14 años.

Como la mitad de mi familia es granadina y la otra mitad burgalesa, pasé todos los veranos de mi niñez, adolescencia y juventud cruzando España casi de punta a punta en verano para ir “al pueblo”. El del norte es una villa preciosa cerca de Burgos capital donde corrí mil y una aventuras.

Durante esos veranos, pedía cada vez con más insistencia la cámara a mi padre para hacer las “fotos de familia” que todos tenemos. Sin embargo, más de una bronca me llevé al recoger el revelado de algún carrete lleno de fotos de “cosas que no son personas”.  

—Pero ¿por qué haces tantas fotos al agua/ planta/ sol/ bombilla/ girasol…? —preguntaba mi padre.

 1998-2001. Granada y el despertar. 

Entre una cosa y la otra, terminé lo que ahora se llama bachillerato y me dispuse a elegir una carrera universitaria con unos tiernos 18 añitos y sin tener ni idea de nada. Una licenciatura en Farmacia me pareció buena idea y muy dispuesto me mudé a una residencia de estudiantes en Granada para compartir dormitorio con el que era mi mejor amigo.  

La experiencia fue de lo más diversa y me convertí en parte de lo que hoy en día soy. Después de 3 años, me di cuenta de que la idea de ser farmacéutico no era lo que quería hacer el resto de mi vida y decidí empezar de nuevo algo diferente. Fue una decisión muy dura y en aquel momento estaba seguro de que había perdido 3 años de mi vida. Pero nada más lejos de la realidad.  

Te cuento: durante esos 3 años viví y aprendí tantas cosas que, visto ahora con perspectiva, fueron los más importantes de mi juventud.  

Para empezar, senté las bases de mi forma de ser y llegué a conocerme a mí mismo bastante bien. También tuve que lidiar con algunas experiencias difíciles de manejar a esa edad. Aprendí a tocar la guitarra, una de las aficiones importantes en mi vida que me sigue acompañando. Reconocí el valor del esfuerzo y la constancia. Descubrí que tenía lo que se denomina oído natural y acabé como director musical de la adaptación de la obra de Broadway “Jekyll and Hyde” que preparaba mi comunidad universitaria. Viví el engaño, la lealtad, la traición, el ridículo, los excesos, las alegrías más increíbles y decepciones más profundas. Asumí que las amistades vienen y van pero que lo único que importa es la familia. 

Y destaca lo que, como más adelante supe, cambió el rumbo de mi vida: descubrí La Fotografía.

Ocurrió así: al poco de instalarme, me interesé por las diferentes actividades que se organizaban en la comunidad. Había cosas de todo tipo: grupos de idiomas, visitas culturales, ajedrez, grupos de estudios, actividades musicales; como por supuesto la tuna, el coro (del que ya te he hablado), clases de instrumentos y muchas más. El aula de fotografía estaba entre ellas y para mí fue algo obvio. Me apunté sin dudar un instante.  

Casi al mismo tiempo, ocurrió algo curioso. Llegó un estudiante de intercambio desde EE.UU., Joe McBride, al cual la aerolínea le había perdido todo el equipaje, incluida su cámara réflex. La aerolínea le indemnizó con algo de dinero y Joe compró algo de ropa para salir del paso y una nueva cámara. Poco después lo llamaron del aeropuerto para comunicarle que una de sus maletas había aparecido. El destino quiso que fuera la maleta que llevaba la cámara. Así pues, mi amigo Joe de repente se juntó con dos estupendas cámaras.  

—¿Quieres quedarte con la antigua? —me dijo. —La que he comprado me gusta más.  

Dicho y hecho, mi primera réflex fue la Canon AV-1 del año 1979 a un precio que no pude rechazar. Era una cámara manual con un modo semi automático de prioridad a la apertura y un 50mm f1.8, con la que aprendí toda la base de la fotografía que hoy sigue en mi cabeza.  

Durante los 3 años que viví en Granada la curiosidad se convirtió en obsesión. Tenía 19 años y muy pocas pesetas en mis bolsillos (si, todavía había pesetas chavales, soy oficialmente mayor), así que comprar y revelar carretes era un lujo que pocas veces me podía permitir. La suerte es que podía usar el laboratorio de la residencia para revelar mis negativos en BN y positivar. La curva de aprendizaje era lenta, pero me maravillaban los resultados.  

Esos 3 años de fotografía me hicieron despertar. 

No en vano, seguíamos fielmente la trilogía de Ansel Adams: The Camera, The Negative y The Print. Recuerdo con cariño los truquillos de laboratorio, como el famoso efecto Sabattier. Exprimía cada foto al máximo y hacía lo que me habían enseñado: en una pequeña libreta que siempre llevaba encima, apuntaba los datos de la toma para tener una referencia posterior. Mis primeras fotos del cielo nocturno/vía láctea y largas exposiciones del mar son de esta época. 

Y Retratos, muchos retratos.

  2001-2004. La transición a digital. 

Como te decía, después de esos tres años, llegó el momento de cambiar de rumbo y me matriculé en la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Almería; quería estudiar una Ingeniería. Durante esos nuevos años universitarios seguí con mi afición fotográfica y la combiné con mis primeros trabajos esporádicos de diseño gráfico para una empresa a distancia. Realizaba maquetaciones y diseño de logos.  

Y así pasaron los años hasta el 2003 cuando compré mi primera compacta digital, una humilde Sony DSC-P32 que todavía conservo. Yo seguía usando mi AV-1 para las fotos y momentos importantes y escaneaba los negativos, pero la inmediatez y las posibilidades de edición digital de la pequeña Sony me tenían cautivado. Ciertamente el aspecto de las fotos no era comparable, pero usarla era rápido, divertido y ¡gratis! 

Mis primeras horas azules en ciudad, son de esta época. También se afianzó mi historia de amor con las panorámicas que hoy sigue tan viva como entonces. En cuando al procesado, me encantaba el contraste con paso alto, intercambiar los canales para conseguir colores raros y flipaba con las luces falsas generadas por Photoshop.  

Lo interesante es que en esta transición, hubo cierta involución que se prolongó en el tiempo más de lo que me hubiera gustado.

 2005-2010. El aprendizaje personal. 

De los 25 a los 30 fueron unos años increíblemente productivos. Sin saber lo que quería hacer con mi vida, probé muchísimo de todo. Fue una época de grandes emociones y de aprender sin parar.  

Mi filosofía de vida durante esos años y hasta hoy, ha sido: “di sí a cualquier oportunidad que se presente”.

Hice y aprobé los exámenes de inglés de Cambridge C2, un Máster internacional de cultivo hidropónico sin suelo, un curso de diseño 3D de piezas industriales en SolidWorks, Control de calidad de semillas mediante técnicas de ADN (sí, sé hacer PCR), especialista en Topografía por satélite y GPS (donde descubrí la magia de la ortofotografía)... 

Seguía tocando la guitarra y el piano. De hecho, en 2008 compuse la banda sonora de un videojuego: “Pangea”, de Maidnet Studios, que recibió muy buenas críticas a su aspecto musical por parte de los medios especializados del sector.  

Escribí para una revista regional, junto con un gran amigo, varios artículos sobre cine rodado en Almería, en sus desiertos y playas, y los ilustramos con nuestras fotografías. Hice también las fotos de portada e interiores para las entrevistas a personajes famosos de la zona. Tuve la oportunidad de conocer y fotografiar a la ganadora del Goya a mejor actriz revelación Nerea Camacho, el genial actor Ginés García Millán y la increíble bailaora de flamenco Anabel Veloso entre otros.  

En esa época sumé una nueva afición que luego se convirtió en algo más. La caligrafía antigua. Gótica, itálica, script, uncial… A la vez, estudié tipografía y diseñé mi propia fuente digital que emula la escritura manual en tengwar, que son las letras (grafemas) con las que se escribe el Quenya y Sindarin, lenguajes inventados por J.R.R Tolkien para su universo de la Tierra Media. De todo este batiburrillo, surgió una de las ramas de mi vida de la que siento más orgulloso y más me libera del estrés de la vida “normal”.

Es la reproducción facsímil de manuscritos y libros antiguos y su posterior encuadernación artesanal, así como mapas antiguos, principalmente de cine y literatura fantástica. Realicé así, la que hoy sigue siendo una de las mejores réplicas del mundo del prop más querido creado para el cine: El “diario del grial” de Henry Jones Sr., Padre de Indiana Jones en la película “La última cruzada” de Steven Spielberg y George Lucas.  

Mientras todo lo anterior iba avanzando, seguía practicando fotografía casi cada día y muchísimo más los fines de semana. No tardé en darme cuenta de que había llegado al mundo analógico cuanto éste daba sus últimos coletazos de vida así que en 2006 di el salto a una de las mejores cámaras que he tenido nunca. Mi preciada Konica Minolta Dimage A200. Una máquina adelantada a su tiempo: sin espejo, visor electrónico, formato RAW, 4/3, 8MP (ten en cuenta que las cámaras super-profesionales del momento que cuadruplicaban el precio estaban entre 8 y 12MP), estabilización en el cuerpo, 5fps en ráfaga, posibilidad de ISO 50, una lente de mecánica manual 28-200mm f2,8 y pantalla abatible. Muchas de las cosas que, 16 años después sigo buscando en una cámara. 

De esa época son casi todos mis experimentos de panorámicas más complejas, con todo tipo de proyecciones, y donde realmente se estaba forjando mi propio gusto y estilo. Entendí los conceptos de rango dinámico y bracketing y atravesé todas las modas de procesado, para bien y para mal: Dragan, Photomatix, desaturaciones selectivas, gausiano+luz suave, efecto cómic… Un drama total. 

Con la inestimable ayuda de mi mecenas particular, mi hermano, quien siempre me ha apoyado muchísimo en mi andadura fotográfica, pasé por una 400D, 40D, 60D y finalmente una 6D (ahí acabé con Canon). Seguía saliendo tanto como podía a hacer fotos y practicando mucho incluso dentro de casa. También comenzó mi camino formativo y empecé a impartir los primeros talleres de fotografía y Photoshop a distintos niveles. 

Fueron años de muchas excursiones, kilómetros con el coche sin más objetivo que la propia exploración y descubrimiento, muchas risas y grandes momentos que guardo en mi memoria. Días de muchísima curiosidad fotográfica en la que probé desde los filtros degradados (que guardé en el cajón justo después del primer uso), el strobist, lightpainting, alta velocidad de gotitas, humos, foto3D, deportes, conceptual, infrarroja, macro extremo con anillos de inversión, fotografía de conciertos y espectáculos… Hice bastante fotografía social de eventos, fiestas y bodas y descubrí que, aunque disfrutaba enormemente formando parte del día más importante de las parejas que se casaban, realmente no era para mí.

Mi forma de ver la fotografía comenzaba a tomar forma de una manera más creativa y ese mundo se me antojaba un poco encorsetado. De entre todas esas disciplinas, la fotografía panorámica inmersiva me dio la oportunidad de trabajar con Google, como te contaré más adelante.  

 2010-2013. El paisaje. 

Comenzaba la nueva década, yo cumplía 30 años y tenía que tomar una decisión. Hasta ese momento había intentado compaginar mi formación académica, trabajo y todas mis aficiones, pero cada vez se hacía más complicado. Fue entonces cuando decidí, no sin muchas dudas, que mi prioridad iba a ser la fotografía. Ya llevaba mucho camino andado, pero me quedaba muchísimo por recorrer. Abandoné la idea de montar un estudio y/o dedicarme a fotografía social porque, como he dicho, no era para mí. El paisaje era lo que me había cautivado años atrás y era donde realmente podía expresarme. La vista creativa y artística de la naturaleza me había agarrado profundamente y nunca me ha soltado.  

Guardo especial cariño al primer viaje que hice planeado exclusivamente para fotografiar con mi mejor amigo. Grandes caminatas, buena cerveza e incontables horas de fotos. Italia a nuestros pies.

Un día de verano de 2011 estaba buscando información en la guía oficial del parque natural de Cabo de Gata sobre una cala de la que me habían hablado, para ir a fotografiar. No solo no encontré nada, sino que me di cuenta de la poquísima información (si alguna) que había sobre los lugares menos turísticos del parque.

Me propuse entonces, buscar, visitar, fotografiar y georreferenciar todas y cada una de esas pequeñas calas. La idea inicial era publicar una guía con información detallada de cómo llegar; si era posible hacerlo en coche, andando o únicamente en kayak; cuánto podría tardarse, o si el sendero era fácil, medio o difícil; si eran buenas para bañarse o quizá para bucear; su valor fotográfico…

Este proyecto me absorbió durante largo tiempo y me llevó a conocer, a través de mapas antiguos, conversaciones con pescadores y gentes conocedoras del mar y la tierra (algunas calas han tenido varios nombres a lo largo de la historia), los lugares más preciosos y recónditos del Parque natural.  

Después de dos años de trabajo, decidí que la lista debía ser libre y gratuita y publiqué una web que se convirtió en referencia. En 2013 la di de baja y dejé esa información a la espera de una publicación oficial por parte de la gestión del parque. Sigo esperando… 

En 2012 aprobé las pruebas de “Google Trusted Photographer” y me convertí en uno de los 5 primeros fotógrafos certificados por Google en España. La idea era realizar fotografías panorámicas equirectangulares para en negocios, hoteles, monumentos… Era casi un sueño. Llevaba practicando ese tipo de panorámicas complejas y sus proyecciones desde cinco años atrás y ahora Google quería que las hiciera para que el mundo pudiera verlas integradas en sus “Google Maps”. Estuve un par de años con ellos y fue una experiencia increíble. 

En esos años viajé muchísimo, visité grandes y espectaculares entornos y asimilé una de las más importantes lecciones: aprender a “viajar para fotografiar” y no a “fotografiar mientras se viaja”. Durante un par de viajes de esta época, realicé algunas de las fotografías que fueron y siguen siendo virales a niveles de red social, pero aún más importante: a niveles de agencias fotográficas. Dos de mis fotos superventas están hechas en 2013 en Suiza y Ámsterdam. 

 2014-2021. El mundo y la familia. 

El 2014 viajé a EE. UU. y mi forma de abordar la fotografía se sacudió. Empecé a ver mucho más claramente la importancia de la composición en mi trabajo, aunque no sin esfuerzo.

De hecho, en aquel momento era muy consciente de las limitaciones técnicas de mi equipo para realizar lo que yo quería y durante demasiado tiempo estuve obsesionado con el post-procesado como manera de plasmar mi visión. Como más adelante comprendí, fue una aproximación a la fotografía completamente errónea. Sin embargo mi relación actual con la fotografía se forjó en esos años.  

Casi al final de 2014, realicé una de mis fotografías más queridas durante un atardecer en la playa de Zumaia, en Gipuzkoa. Fui, una vez más, consciente del valor de la perseverancia, el empeño, la paciencia y al final, quizá un poco de suerte siempre ayuda.  

A principios de 2015, me embarqué el que sin duda marcaría un antes y un después en mi vida (no solo fotográfica). Me uní a un grupo de fotógrafos guiados por dos grandes compañeros de profesión, Javier de la Torre y David Martín Castán, para viajar a Islandia y allí conocí a la que hoy es mi mujer, Clara Gamito, fotógrafa portuguesa de grandísimo talento de la que aprendo cada día.  

Fueron tiempos de fotografías épicas, larguísimas exposiciones y revelados coloristas y deslumbrantes. Escenarios grandiosos y naturaleza vibrante y salvaje. 

No he dejado de lado durante este tiempo mi pasión por la fotografía urbana, siempre tratando de desvincularla de la creación puramente humana, y dotarla de su propia identidad y rasgo paisajístico.

Tal es mi admiración por lo distintivo de la arquitectura que, una vez descubierto, y profundamente inspirado por el maravilloso trabajo de la fotógrafa Julia Anna Gospodarou, en 2015 desarrollé mis propias técnicas de Blanco y Negro para arquitectura que he enseñado desde entonces a miles de fotógrafos de todo el mundo.

Desde 2018 soy miembro del jurado de uno de los concursos internacionales de fotografía más importantes del mundo, "The Epson International Pano Awards". Una de las experiencias que, curiosamente y sin esperarlo, más me ha ayudado a seguir mejorando mi propia visión. 

Los últimos años han pasado viajando a lugares cercanos y lejanos, sublimes y mundanos, grandiosos e íntimos… y enseñando. Enseñando a muchísimos fotógrafos a mejorar e ir un paso más allá en su manera de ver y entender la fotografía. 

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En 2019 desarrollé un método de trabajo y enseñanza fotográfica online personalizada de largo recorrido, de formación continua y ha coincidido (o quizá gracias a lo cual), con una evolución de mi propia manera de entender la fotografía de paisaje; con sus errores y aciertos.  

Durante los últimos 5 años he cambiado varias veces de equipo y marca y he llegado a la conclusión de que son todos casi iguales y de que poco influye en el resultado final del trabajo de un fotógrafo. 

Mi trabajo de los últimos 10 años ha sido ampliamente premiado y publicado. Me siento especialmente orgulloso de que una publicación como National Geographic se fijara en mi trabajo para publicarlo dentro de su reportaje “Las mejores fotografías de aventura del año 2017” y de la portada que la revista GEO hizo con una de mis fotografías de Amsterdam.   

Le debo mucho a la fotografía: ver el mundo, encontrar mi lugar, la realización personal, conocer a maravillosas personas, ayudar cada día a fotógrafos que quieren mejorar…  

Le debo Sobre todo, a Aurora, mi hija.

 2022-? El fotógrafo múltiple.

A principios de 2022 me diagnosticaron un tipo no muy conocido de cáncer de la sangre llamado mieloma múltiple, que no tiene cura, contra el que tendré que enfrentarme el resto de mi vida, sea mucha o poca.

Durante ese año vi las cosas de una manera muy diferente; me enfrenté a la vida como a algo que no es seguro ni dura para siempre. Vi con claridad que el tiempo que tenemos es corto y fui consciente de mi propia muerte. Los miedos desaparecieron y mi forma de pensar respecto a algunas cosas cambió.

Apareció en mi vida fotográfica, la que es posiblemente la galería de arte fotográfico más importante del mundo: YellowKorner y de su mano y de mi representante, otras muchas oportunidades artistico/fotográficas han ido llegando.

La inteligencia artificial generativa irrumpió en mi vida de una manera arrolladora mientras estaba ingresado en aislamiento esperando un transplante de mi propia médula. Una técnica pionera y asombrosa que consistía en extraerme mis propias células madres, aniquilar mi médula y volver a introducirme esas pequeñas creadoras en mi sangre para que volvieran a reconstruir mi sangre al completo. Un proceso alucinante, digno de novela de ciencia ficción que tanto me gustan, que me hizo darme cuenta de que vivimos en el futuro y atarse al pasado solo es una cuestión de comodidad.

Escribí un blog en el que fui contando todo más o menos paso a paso. Muy personal. Si tienes curiosidad puedes leerlo aquí: www.elfotografomultiple.com

Durante el año 2023 desarrollé algunos de los usos más originales y únicos de las nuevas herramientas de inteligencia artificial a nivel internacional que han servido para que algunas de las empresas más importantes del mundo de la imagen y desarrollo hayan contactado conmigo para conocer mis métodos e interesarse por las implicaciones de lo que voy desarrollando en el mundo de la imagen digital, fotografía…

Creador de la primera biblioteca de estilos para Midjourney y SD en español www.iagrafia.com

El año 2024 ha comenzó con un torbellino de emociones.

Desde Marzo trabajo en exclusiva para Leonardo.ai, un de las empresas de desarrollo y uso de IA generativa con SD más importantes del mundo, recientemente adquirida por el gigante Canva.com

«Nadie se da cuenta de lo hermoso que es viajar hasta que llega a casa y descansa su cabeza sobre su vieja y conocida almohada».

— Lin Yutang.

Lo que he logrado hasta ahora:

  • Publico anualmente con National Geographic.

  • La galería YellowKorner representa 6 de mis fotografías a nivel internacional.

  • Soy jurado profesional de uno de los concursos más prestigiosos del mundo de la fotografía. ‘The EPSON International Pano Awards’.

  • Soy embajador ColorEdge de la mejor marca de monitores del mundo, Eizo. Recientemente galardonados con el Oscar de la academia.

  • Soy embajador de Canson-Infinity, la mejor marca de papeles para impresión Fineart.

  • Una de mis series fotográficas de Amsterdam sirvió de fondo para el Reallity-show más visto en la historia de Países Bajos.

  • Soy pionero en formación sobre el uso de las nuevas tecnologías de Inteligencia Artificial aplicadas a la fotografía profesional.

  • He sido mentor y he enseñado fotografía/procesado a algunos de los fotógrafos más influyentes en el panorama nacional.

  • He creado mi propia revista digital, La Revista Camera Lucida.

  • Hablo 3 idiomas.

  • He compuesto la banda sonora de un videojuego.

  • Tengo una colección bastante decente de teclados mecánicos cada uno con un tipo de switch especial y diferente.

  • Soy una especie de artesano superstar en el mundillo de las replicas de articulos de películas ochenteras.

  • Afronto desde hace poco, con optimismo y energía el mieloma múltiple.

  • Tengo la mejor familia del mundo :)