Praga es la ciudad del reencuentro para mi.
Me recorrí el centro durante días completamente solo. Hice lo que quise, paré donde me apetecía y dediqué tanto tiempo como me pareció necesario a hacer fotos que sabía que no iban a funcionar, pero aprendí mucho por el camino.

Subí y bajé torres, castillos, calles y casas.
Me sentí libre y feliz.

El reencuentro se producía cada amanecer que hice acompañado de un alma gemela.